Tópicos típicos, típicos tópicos… o la accesibilidad de andar por casa

Al igual que en los años 80, el cantautor andaluz Paco Herrera nos mostraba los “típicos tópicos” que Andalucía divulgaba por el mundo, hoy quiero hacer una reflexión hacia los profesionales y la sociedad en general de aquellos “típicos tópicos” que se han ido asentando en torno a la accesibilidad. Este post no quiere sentar bases científicas, sino que para entender bien la accesibilidad a veces solo es necesario una buena dosis de sentido común.
Seguro que muchos hemos escuchado alguna que otra frase como estas: “…mi comunidad de vecinos es accesible, porque hemos puesto una rampa en el portal…”, o aquello de que  …Si señora, la estación de tren de (…) es completamente accesible, pero asegúrese de llamar antes para que le pongan la rampa…”, o aquella otra de “...yo estoy muy sensibilizado con la discapacidad, porque en mi bar cuando viene alguien en silla de ruedas, le cogemos a peso entre varios clientes para ayudarle a salvar los dos peldaños que tiene…”,  y muchas otras más numerosas “tópicas-típicas” situaciones surrealistas.
Desde hace mucho tiempo venimos asociando Accesibilidad con la colocación de una rampa, da igual de qué pendiente, para que puedan acceder las personas en silla de ruedas, o más bien para que “puedan entrar” a nuestro edificio. Pero la accesibilidad ya no es esto, aunque si bien es verdad que la propia la propia legislación de muchas Comunidades Autónomas han llevado a “engaño”, confundiendo accesibilidad con supresión de barreras físicas.
Siguiendo con el ejemplo anterior de la colocación de la rampa, que evidentemente es muy necesaria, debemos indicar que ésta debe de servir para que pueda acceder personas en silla de ruedas, carritos de compra, carritos de bebe o incluso personas que les cueste o no puedan subir escaleras; pero cuya pendiente no debe de servir como pista de descenso “de salto de esquí”. Quiero decir que debemos tener presente los porcentajes de inclinación de las rampas, su pavimento antideslizante, etc.
Otro ejemplo claro son las barandillas y pasamanos a ambos lados y a doble altura. ¿Por qué esta medida? Imaginemos que colocamos un pasamanos a la derecha de una rampa o una escalera a una altura de 90 cm… ¿Cómo se sujetan las personas que tienen amputado el brazo derecho (o viceversa)? ¿Y los niños y personas de baja estatura?.
Pero vayamos más allá. Alguna vez nos hemos planteado de qué forma circulan las personas con discapacidad visual por la calle. Puede ser de diferentes formas pero el tacto de los pies y el toque de su bastón es uno de los principales y puede facilitarse su accesibilidad a través de los pavimentos. El colocar pavimento diferente tanto de textura como de color (evidentemente homologado) en pasos de cebra, andenes, escaleras, etc. les está indicando un cambio brusco en su itinerario y les hace ponerse en alerta.
Y en aspectos de evacuación y emergencias, ¿cómo desalojar un edificio en riesgo en donde existan persona con discapacidad auditiva? Para ello son necesarios los recursos visuales como apagar y encender luces, vibraciones, etc.
El presente post, como dije al principio, no pretende sentar cátedra ni ofrecer pautas para la accesibilidad, sino despertar el sentido común y poner sobre la mesa que la accesibilidad se puede plantear de muchas maneras

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